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Los primeros textos divulgativos antimasónicos


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Partiendo de trabajos como el de Vigier y otros estudiosos, vamos a comentar algunas publicaciones de contenidos divulgativos antimasónicos del siglo XVIII.

Son textos en cierto modo antimasónicos pero que, dada la parquedad de fuente de la época sobre el tema, resultan interesantes. Tras las divulgaciones inglesas, durante la primera mitad del siglo XVIII en Francia se produjo una irrupción de forma muy intensa de distintas obras sobre temas masónicos. Entre las divulgaciones más famosas tenemos la de Masonry Dissected de Samuel Prichard publicada en Inglaterra antes de 1730. Esta divulgación tuvo muchas traducciones y versiones; por ejemplo, la traducción al francés L´Origine et la declaration misterieuse des francsmaçons. Una de estas versiones en lengua francesa y procedente del alemán es la Receptión d´un Frey-Maçon, publicado en 1737 en París, cuyo autor fue René Herault, Teniente General de la Policía de París, que pretendió poner en ridículo los trabajos de las logias. En 1738 se publica en Inglaterra, pero en francés, La Reception Mysterieuse, texto anónimo de unas 68 páginas.

En respuesta a tales divulgaciones críticas, aparecieron también otros escritos que muestran una visión más ajustada de la Masonería. En 1742 el Abad Pérau publica Les secrets des Fran-maçons (Ginebra, 1742) en la que dice que no es masón, cuestión que luego rectifica en la edición de 1744, donde se presenta como antiguo masón, cuestión que confirma Travenol. En las ediciones posteriores se irán complementando con la incorporación de varias canciones masónicas y algunas piezas de poesía.

Igualmente, Le Catechisme des Francs-Maçons (1744) publicado en Jerusalén y también en Limoges por Louis Travenol, con el seudónimo de Louis Gabanon, aporta una completa descripción del 3º Grado de la época, además de incorporar diversas ilustraciones y cuestiones suplementarias como la descripción los signos y sus expresión simbólica. Travenol escribirá en 1747 La Desolation de Entrepreneurs Modernes du Temple de Jerusalen, y en 1749 Le Nouveau Catechisme que recoge las practicas de “los Modernos” y es uno de los documentos de referencia para el Rito Francés.

La Franc-maçonne ou Revelation des Mysteres des Franc-Maçons, publicado en Bruselas en 1744, fue uno de los documentos más favorables con la masonería. Por su parte, Le Parfait Maçon ou les Veritables Secrets des quatre Grades d´Aprenti, Compagnon, Maitre ordinarie et Ecossais de la Franche Maçonnerie, más conocido como Le Parfait Maçon, impreso en 1744 por autor anónimo, critica las divulgaciones precedentes.

Ilustración de una pseudo-iniciación en L´Ordre des Francs-Maçons Tradhis et le Secret des Mopses Révelé (Amsterdam 1745)

Ilustración de una pseudo-iniciación en L´Ordre des Francs-Maçons Tradhis et le Secret des Mopses Révelé (Amsterdam 1745)

Le Sceau Rompu, ou la Loge Ouvert aux Profanes par un Francmaçon, escrito en 1745, critica el crecimiento rápido de la masonería francesa y su reclutamiento sin discernimiento, a la vez que reanuda la historia de la Orden contemplando la gran influencia del discurso del Caballero Ransay, tendencia que seguirá en 1757 Le Secret Violé, publicada en Ámsterdam.

Les Francs-Maçons Ecrasés, de un supuesto Abad Larudan, publicado en Ámsterdam en 1747 reúne todos los aspectos estrafalarios de las divulgaciones de la época. La Desolation des Entrepreneurs Modernes du temple de Jerusalen o Nouveau Catechisme des Frans-Maçons, se publicó en 1747 por Leonardo Gabanon, es una revisión de su libro de 1744, que luego volvió a revisar en 1749 bajo el título de Nuevo Catecismo.L´Ordre des Francs-Maçons Tradhis et le Secret des Mopses Révelé (Amsterdam 1745) es un texto atribuido al Abad Perau.

L´Anti Maçon ou les Mystéres de la Maçonnerie, dévoilés par un profane, publicado en Paris en 1748 de autor anónimo, es una aportación sin mucha transcendencia.

Por su parte, Le Maçon Démasqué o Le Vrai Secret des Maçons, publicado por un autor denominado Thom Wolson (Londres, 1751) recoge los usos del Maestro de Logia. Sin embargo, tales usos no corresponden del todo con los usos masónicos londinenses de la época, lo que lleva a pensar que en parte es una obra nacida en el seno de Francia masónica. Aunque también se contemplan tales usos en la divulgación de Pritchard respecto a los ritos de la Gran Logia de Londres, como la presencia del mercurio y la formula del VITRIOL en el Gabinete de Reflexión.

Extractado de: Victor Guerra “Antiguas divulgaciones”, en Revista Cultura Masónica, 1 (2009), pp. 30-35.

CLÁSICOS ANTIMASÓNICOS

La mayoría de documentos históricos que afloran después del texto fundacional de Anderson y Désaguliers, son intentos de burla, de desprestigio de la orden o de abierta acusación por los más terribles y obscenos crímenes imaginables. Una prueba de ello es la famosa Masonry Dissected, de Samuel Prichard. Probablemente éste es el primer documento de los antimasónicos del que se tiene constancia. Sorprende la enorme repercusión social que tuvo al poco de ver la luz, como lo confirma su rápida traducción al francés, el alemán y el neerlandés. El documento pretendía ser la revelación de los secretos de la recientemente creada Francmasonería con todos sus rituales y ceremonias. El folleto de Prichard, aunque en una primera apreciación pareciera que solo quería desvelar en forma objetiva, las interioridades de la hermandad, lo que perseguía era desacreditarla, pues al final del trabajo afirma sin disimulo que su propósito no es otro que «impedir que personas crédulas sean atraídas a tan perniciosa sociedad».

En misma línea nacieron muchos otros trabajos panfletarios cuya única intención era descalificar y ridiculizar los ritos de aquella incipiente «masonería especulativa». Fue ya por esta época de mediados del siglo XVIII cuando nacen las primeras teorías conspiratorias de la masonería, alentadas por el inevitable concepto del «secreto» de la Sociedad. Se empieza a hablar del absurdo complot «judeomasónico» y aparece la primera excomunión pontificia que solo afecta a España, Italia y Portugal donde prácticamente no existían masones.

Un buen ejemplo de este sistema descalificador es el conocido manuscrito epistolar intitulado La Hermandad de las Costureras Libres (The Sisterhood of Free Sempstresses) publicado por primera vez como una carta anónima enviada al semanario inglés Read’s Weekly Journal el 25 de enero de 1724. Es posible que el documento haya sido alguna reacción irónica de alguien tras la publicación de El Gran Misterio de los Francmasones al descubierto (The Grand Mystery of Free-Masons Discovered) impreso en Londres, 1724 por T. a modo de catecismo masónico de tipo folletinesco y sarcástico en la línea conspiratoria. El texto apareció apenas un año después de la publicación de las Constituciones de Anderson pretendiendo revelar los secretos de la recientemente creada Francmasonería especulativa: sus signos, formas de reconocerse, palabras secretas, etc.

En la misma línea de la burla, aunque en este caso más como broma que como desacreditación con textos antimasónicos, puesto que el propio autor era francmasón, está la famosa Carta de la Gran Maestra de las Masonas (A Letter from the Grand Mistress of the Female Free Masons), que se atribuye a Jonathan Swift, y que adopta la forma de una carta dirigida al editor del periódico Faulkner’s Dublin Journal, George Faulkner, también francmasón, en 1727, aunque posteriormente se volvió a publicar en otra edición londinense del mismo editor (Miscellanies) entre 1745 y 1748, de la que ha quedado una mayor constancia. También es digno de mención el documento conocido como Todas las instituciones de los Francmasones abiertas (The Whole Institutions of Free-Masons opened), que pretende revelar los secretos de la recién nacida Francmasonería especulativa. Se trata sin duda de uno más de los documentos que nacieron a raíz de la publicación de las Constituciones de Anderson cuyo fin no era otro que captar morbosamente la atención de los lectores de los periódicos. En muchos casos solo se buscaba hacer una burla de la Francmasonería, aunque en otros se pretendía lanzar al mundo profundas revelaciones esotéricas.

Por último, podríamos citar un pequeño catecismo con tintes antimasónicos publicado en The Scots Magazine en 1755 con el título original en inglés Mason’s Confession, que trata de la masonería operativa en Escocia. El documento recoge una carta enviada al director del periódico con las confesiones de un masón arrepentido de haber prestado juramento en la Masonería, considerando ésta «impía y abominable» y revelando todos los secretos.

Curiosamente hubo también en aquellos albores de la Francmasonería algunas respuestas en defensa de la nueva Sociedad, como el artículo Una defensa de la Masonería (A Defence of Masonry), publicado anónimamente en 1730 como respuesta a los puntos de vista negativos vertidos en la recientemente publicada en el mismo año Masonería diseccionada, de Samuel Prichard. Durante mucho tiempo se creyó que el autor de este trabajo había sido el pastor James Anderson, coautor de las Constituciones de su nombre, aunque hoy se tiene la certeza de que su creador fue un notable francmasón londinense llamado Martin Clare. En esta obra, el autor, rebate las tesis de Prichard, e interpreta las ceremonias de la Francmasonería en su alcance simbólico, convirtiéndose el documento en un importante fuente de conocimiento de la Francmasonería de la época.

Extractado de: I. Méndez-Trelles, “Clásicos antimasónicos“, en Revista Cultura Masónica, 1 (2009), pp. 36-42.

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