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(PREMIUM) Día de Todos los Santos: brevísimo contexto sobre el por qué del Día de Muertos


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Este es quizá, el día más especial que es celebrado en México. Así como varias contradicciones e ironías de esta tierra, el día primero y segundo de noviembre; los vivos nos vestimos de muerte y los muertos se visten de vida.

Por Marduk Silva

A manera de antecedente histórico y de contexto, quiero mencionar que es difícil precisar cuando se comenzó con esta tradición exactamente. Lo que si sabemos es que existen vestigios de hace unos mil años del origen y la relación de la muerte representada por la calavera en los antiguos pobladores. En casi todas las culturas de la América septentrional, hay vestigios del culto a la muerte. Siendo los mexicas, los últimos exponentes de ello. Sin duda fue una fortuna que los misioneros, la Inquisición y el gobierno virreinal de la Nueva España; permitieran que este culto viviera entre los indígenas, mestizos y el pueblo llano.

Tal parece que las primeras décadas del México Independiente, le dieron más fuerza a este culto; ya que aquella época fue de años muy difíciles, pues las páginas de historia del joven México, se escribieron con sangre, las cuales aún huelen a tragedia. Para finales del siglo XIX, el general Porfirio Díaz, quien fue H.’., logró darle a la nación paz y estabilidad por medio de su gobierno. Paz y estabilidad que no se había tenido hasta unos años antes de las guerras fratricidas de Independencia. Por ello, todo el siglo XIX sembró la consciencia normalizada de la muerte. Que, dicho sea de paso, durante el gobierno de Díaz, nació la Catrina de la tinta y el ingenio del hidrocálido, Don José Guadalupe Posada. La catrina fue usada por Posada como crítica a la sociedad burguesa del México de principios del siglo XX. Gente indiferente, superficial, sin moral, dañina, podrida, bien vestida y sin rostro: muerta.

Luego llegó otro período bárbaro para México, la Revolución Mexicana. En ese hecho, la muerte pasó de ser consciencia normalizada, a un tópico de la sociedad. Por ello, el día de muertos de ser unas antiguas costumbres, paso a una tradición y hoy, parte fundamental de la cultura mexicana. Después de la Revolución, los mexicanos terminamos de acentuar en nuestro pensamiento colectivo: lo estoico, cínico y sarcástico, en cuanto a la concepción de la vida y la muerte.  El gusto por la muerte que nos ha acompañado en nuestra historia y por lo que hemos vivido; se ve reflejado en la cultura popular con dichos como “si la muerte toca a mi puerta, bienvenida sea” o “a la muerte ni temerla ni buscarla, hay que esperarla”, o en canciones como “el corrido de la muerte”.

Todo esto se debe a las constantes tragedias de México, como bien lo expresó Manuel Acuña: “tu hueles a tragedia tierra mía, sin embargo, ríes demasiado ¿será acaso que la risa es la envoltura de un dolor callado? Por eso en México, hicimos de la muerte un cinismo, porque no tiene convencionalismos sociales ni está institucionalizada. Hablar de la muerte en este país, es tan común, que hasta hacemos sarcasmos con ella; por ejemplo, las calaveras de azúcar del altar de muertos. Su decorado es alegre, colorido y dulce. Todo lo contrario, a lo que se puede pensar de la muerte: dolorosa, oscura y amarga.

 

Como ves, me vi, y como me ves, te verás. Contra la muerte no hay ley, mata al papa, mata al rey.

Atentamente: La muerte.

 

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Diario Masónico

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