¿Qué Gran Logia de España queremos?
Por: Ricardo Aldao
M.·.M.·. de la Gran Logia de España
Presidente del Instituto de Estudios Masónicos de Galicia
Todo Masón jura o promete acatar y cumplir las leyes del país que le acoge. El Estado español es una democracia parlamentaria, cuyos representantes legislan sobre la base de la soberanía que reside en el Pueblo. La Constitución española garantiza el derecho de reunión y asociación en sintonía con lo que promulga la Declaración de los Derechos Humanos, que reconocen la facultad de formar o unirse a grupos, asociaciones, organizaciones…
La masonería tiene dos vertientes fundamentales, las cuales, habría que diferenciar de manera nítida para que no se contamine el espíritu que anida en nuestro ADN, desde la promulgación de las Constituciones de Anderson, a la Regla de Doce Puntos, recogida en las Constituciones de la G.L.E.
La Primera vertiente y es la que la hace singular es ser una organización iniciática secular, única en occidente y donde el trabajo se desarrolla en el seno de las Logias. En ellas se confieren los grados, se instruye a los Hermanos y se desarrolla el núcleo del trabajo masónico que después hemos de trascender a nuestras vidas de manera activa. No importa el Rito que cada uno practique, en tanto en cuanto la esencia es la misma.
El modo de organizar las Logias, célula soberana de la Obediencia, que están en todo el Estado y la forma, en las que se les facilita soporte, representatividad y participación en el conjunto, es sencillamente política asociativa, que debiera ser definida por sus miembros, con claros objetivos sujetos a fiscalización por parte de los órganos de control de los que juntos nos dotemos.
Por tanto, debemos separar el trabajo masónico e iniciático del asociativo y organizativo y llegados a este punto, plantearnos seriamente qué modelo de Institución queremos que sea la Gran Logia de España, como instrumento que sirva los propósitos de nuestra Institución en el Siglo XXI, en el que en términos netos la membresía ha descendido.
Si nos atenemos a los informes del Gran Tesorero, cargo electo de la G.L.E., y remitidos a todos los miembros de la misma, nuestra Obediencia, desarrolló una intensiva labor en el exterior y en la Gran Asamblea, suponiendo más de un tercio del presupuesto anual.
Si sumamos, gasto corriente, nóminas, alquileres, gastos de representación mensuales… y lo ponemos en la balanza de lo que recibe un Hermano por la cuota que puntualmente se remite a las Grandes Logias Provinciales y Gran Logia de España, nos encontramos con un panorama donde muchas logias sobreviven gracias a la voluntad e ilusión de muchos Hermanos, que desinteresadamente, van más allá del deber de satisfacer una cuota para poder trabajar con un mínimo de dignidad.
Cuando algún profano se inicia, no tenemos las constituciones, reglamentos y rituales, para entregárselos. Ni tan siquiera el mandil, que debe ser suministrado por la propia logia en la que el neófito va a iniciarse.
La formación es mucho más que editar unos Rituales y venderlos. Es la base del método masónico. Si un aprendiz o compañero, no es adecuadamente formado, nos encontraremos con un deficiente Maestro, que incluso, podría ocupar el Trono de Salomón. La formación ha de ser integral y muchos maestros la demandan. Por ello requiere de un compromiso presupuestario acorde con la membresía, porque eso es lo que nos dará fuerzas para ejemplarmente proyectarnos al exterior.
La Gran logia de España tiene un déficit en este sentido y por ello, hay hermanos que confunden los términos, haciendo seguidismo ciego por inercia, desconocimiento, o satisfacer la necesidad de mostrar un mandil azul, cuando realmente no se preocupan de que es lo que el oficio que desempeñan circunstancialmente, les exige.
La independencia económica de los Hermanos es garantía de libertad y servicio, pero no únicamente con esto es suficiente, hacen falta dotes de liderazgo y trabajo en equipo y para ello, se necesita ser fuente de inspiración ética y moral al resto de los Hermanos.
No se trata de ser ocurrente de vez en cuando, soltar un chiste de dudoso gusto, u olvidar que somos ante todo una fraternidad que juramos verter hasta la última gota de nuestra sangre por los Hermanos.
Se trata de formar un equipo de trabajo, plural y representativo, que defina horizontes y que junto a todos los Hermanos, pueda realizar exégesis de los tiempos que vivimos y como alzar nuestra voz e influir con nuestro ejemplo y nuestros valores, en la sociedad del Siglo XXI.
No se mal interprete, no se trata de meter lo profano en nuestros templos, sino de trasladar el resultado del método masónico a la sociedad, sin mayor miedo y con el mayor de los derechos, a la discreción.
No debemos caer en la vulgarización de la Masonería Española, debemos aspirar sin renunciar a nuestra identidad, a igualar por arriba al ser humano transmitiendo nuestros más nobles ideales a todos los ámbitos de la sociedad.
La Masonería moderna, ha sido siempre un elemento dinamizador y de transformación social a lo largo de su historia. La libertad religiosa en pleno S.XVIII, la libertad de ideas, la ilustración, el enciclopedismo… Esta es la verdadera esencia que ha de animar a todo librepensador.
Jotenegro
Conforme a lo que me informo en el presente artículo mucho tiene quehacer la Gran Logia de España, para no sólo preocuparse por mantener y/o aumentar sus columnas, sino que además modernizar y regularizar sus procedimientos. Debería hacerse un Convento Consultivo para ello, donde se escuche y se sepa el pensar de la fraternidad, en un ambiente de concordia y unidad por el bien superior de la Orden. En todo caso, una docencia eficaz en todos los grados, especialmente en la MM:. es irreemplazable para asegurar el éxito en el camino iniciático. Ojalá las nuevas autoridades tengan la claridad de mente para impulsar iniciativas que logren entusiasmar a toda la Orden para mejorar la Obra a construir. S:.F:.U:.