¿La masonería es anticientífica?

Autor: Orlando Sánchez Maroto/ Fuente: MasoneríaHOY

Respuesta ultracorta: No, en contra de lo que puedan pensar muchos.

Hay quienes pueden creer que la masonería es una especie de práctica ocultista, donde sus miembros poco menos que desprecian el avance científico y el pensamiento crítico que lo hace posible.

Sin embargo, si hacemos justamente la labor propia de todo científico de explorar la realidad sin prejuicios de ninguna clase, veremos que, aunque puede haber, y de hecho hay, masones cuyas creencias pueden incluir tales prácticas, la mayoría de los masones valoran muy positivamente la Ciencia y la Tecnología, y de hecho muchos de los científicos e ingenieros más conocidos han sido masones. Eso, sin mencionar que hay una etapa del avance del masón en que se le anima a estudiar las ciencias y las artes.

Por ejemplo, uno de los principales impulsores de la Royal Society, Robert Moray, fue el primer masón especulativo del que se tiene constancia en Inglaterra, iniciado el 20 de mayo de 1641.  Asimismo lo fue uno de los primeros presidentes de dicha institución, Christopher Wren, que además era arquitecto. De los doce fundadores de la Royal Society, al menos cinco eran masones.

Benjamin Franklin, científico y masón

Los hermanos Montgolfier (inventores del globo aerostático), Benjamin Franklin (inventor del pararrayos e investigador de la electricidad), Enrico Fermi (físico italiano que desarrolló el primer reactor nuclear), Antoine Lavoisier (químico francés), los hermanos Wright (inventores del aeroplano), y solo en lo referente a los españoles, nos encontramos con Santiago Ramón y Cajal, nuestro único premio Nobel científico hasta la fecha y su discípulo, Eduardo Alfonso Hernán, que escribió un precioso libro sobre sus vivencias en presidio durante la posguerra por el “delito” de masonería. También tenemos inventores españoles masones, como Isaac Peral y Juan de la Cierva.

Incluso se da el hecho que, de los 12 seres humanos que hasta el día de hoy han pisado la Luna, al menos 3 de ellos fueron masones. En una muestra tan pequeña no es una estadística significativa, pero que un 25% de los exploradores de la última frontera del ser humano sean masones y científicos o ingenieros no está nada mal.

Y es que, en contra de lo que algunos piensan, la masonería, con su empeño en cultivar la tolerancia, la libertad, la igualdad y la fraternidad, es una incitación continua al pensamiento crítico, que es uno de los principales ingredientes de la Ciencia, tal como la definía Carl Sagan: “La Ciencia es más que un cuerpo de conocimiento. Es una forma de pensar; una forma de interrogar escépticamente al Universo con una afinada comprensión de la falibilidad de la mente humana. Si no podemos hacernos preguntas escépticas, de interrogar al que nos dice que algo es verdad, si no podemos dudar de quienes tienen la autoridad, entonces, estaremos a merced del próximo charlatán (político o religioso) que aparezca.”

La primera libertad es la libertad de pensamiento, y mal servicio haría la masonería a sus miembros y a la sociedad en la que vive si no trabajara en pos de esta libertad.