La Masonería y la llegada del Nazismo. Antes de la llegada de los nazis; la masonería alemana era la segunda más importante del mundo tanto en número de logias como en número de masones.
Anteriormente al régimen de los nazis, en los años 30, existían 10 Grandes Logias que consistían de 690 logias y alrededor de 70.000 masones.
En 1937 el régimen nazi de Alemania declara a la Masonería «enemiga del Estado», los archivos y la propiedad de la masonería se confiscaron.
Los nazis enviaron a muchos Hermanos a los campos de concentración por el simple hecho de ser masones.
Los registros preservados por el Reichssicherheitshauptamt muestran la persecución que sufrieron los masones. A pesar que no se sabe con certeza el número exacto, se estima que entre 80.000 y 200.000 masones fueron exterminados por el régimen nazi; en la Europa conquistada o influida por los nacional-socialistas.
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El Reichssicherheitshauptamt
La Oficina Central de Seguridad del Reich (RSHA o Reichssicherheitshauptamt), fue una organización subordinada a las SS, creada por Heinrich Himmler el 22 de septiembre de 1939, resultante de la fusión de la SD o Sicherheitsdienst (‘agencia de seguridad’), la Gestapo o Geheime Staat Polizei (‘policía secreta del estado’) y la Kriminalpolizei o Kripo (‘policía criminal’) y disuelta por decreto del General Dwight Eisenhower, comandante de las Fuerzas Expedicionarias Aliadas, el 7 de mayo de 1945.
La tarea rectora de esta organización era la lucha contra todos los «enemigos del Reich», tanto dentro como fuera de las fronteras de la Alemania nazi, e incluía entre estos «enemigos» a comunistas, francmasones, judíos, gitanos y otros «racialmente indeseables».
La pequeña flor llamada «no-me-olvides»
En 1948 la pequeña flor de color azul llamada «no-me-olvides» fue adoptada como signo distintivo masónico en la primera Convención Anual de la Gran Logia Unida de Alemania de Masones Antiguos Libres y Aceptados. Hoy día sigue usándose en memoria de aquellos que han sufrido en nombre de la masonería, especialmente en Alemania durante el Tercer Reich.
En Mein Kampf, Adolf Hitler escribe que la masonería ha «sucumbido» a los judíos y se ha convertido en un «excelente instrumento» para combatir por sus intereses y para usar sus «hilos» para tirar del nivel superior de la sociedad en pro de sus designios. Él continúa, «La parálisis general del instinto de autopreservación nacional de la sociedad empezó por causa de la masonería«. La masonería fue prohibida en todas las naciones aliadas con los nazis o bajo su control; incluidas Japón, Noruega y Francia.
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