La Masonería ante la Gran Guerra: de la incredulidad inicial, al apoyo de los aliados
El mundo celebra el primer centenario del Armisticio de Compiègne, el tratado firmado entre los Aliados y el Imperio alemán en un vagón de tren que puso fin a la Primera Guerra Mundial. ¿Cómo vivió la Masonería Española la Gran Guerra?
Según recoge el historiador y jesuita José Antonio Ferrer Benimelli en su artículo La Primera Guerra Mundial en el Boletín del Grande Oriente Español, los masones españoles transitaron desde la incredulidad y el abatimiento ante la crueldad de la guerra moderna hacia el apoyo a los aliados y la creación de la Sociedad de Naciones, antecedente de las futuras Naciones Unidas.
«Ni cuando las invasiones de los Bárbaros, ni en las luchas napoleónicas, alcanzó la guerra a tantas y tan extensas regiones; ni en ningún momento de la Historia fue tan brutal. Se combate sobre el suelo, bajo tierra, en el aire, en las aguas de los mares y en sus profundidades; y se mata con balas y metralla, con granadas, con bombas y con gases asfixiantes, con cuantos inventos descubrieron las ciencias físicas y químicas; muchas veces cuerpo a cuerpo, a la bayoneta, con granadas de mano y otras a quince y más kilómetros de distancia, desde donde ni aun es posible distinguir al enemigo.
Y cual si estos horrores no bastaran, se fusilan rehenes, se arrasan pueblos, se saquea sin escrúpulo, se viola sin tasa, se destruyen maravillas artísticas, se bombardean desde los mares pueblos indefensos, y en suma, se hacen buenas las depreciaciones de vándalos y hunos. ¡Maldita, maldita guerra, baldón de los comienzos del siglo XX!«. Así se expresabaen su discurso ante la Gran Asamblea de 1916 el fundador y Gran Maestre del Grande Oriente Español, el Muy Respetable Hermano Miguel Morayta, poco antes de su muerte.
En 1918, poco antes de finalizar la contienda, su sucesor, el Muy Respetable Hermano Luis Simarro, se preguntaba: «¿Qué va a suceder después de esta guerra?
No hay duda alguna que el mundo sufrirá una profunda y fundamental transformación. Si venciera el espíritu de violencia y dominación, la civilización se detendría sin duda alguna y se produciría una regresión medieval. Por el contrario, si se afirmara e impusiera el ideal de la paz, libertad, democracia e independencia de los pueblos, la lógica histórica exigiría un nuevo e inconmensurable desarrollo de estos principios, no solo en las relaciones internacionales, sino en el gobierno interior de cada Estado«.
Para el Gran Maestre de la Gran logia de España, la Gran Guerra era la pelea entre los ideales democráticos de Francia o Inglaterra que trataban de construir un nuevo mundo y absolutismo de los imperios centroeuropeos: «El ideal humanitario, pacifista, de libertad, igualdad y fraternidad que pone sobre todas las cosas del mundo el Derecho, la justicia y el Amor entre todos los hombres, que es precisamente el ideal masónico, que todos conocéis y habéis jurado defender, constituye hoy la bandera común de los 23 pueblos y naciones que luchan contra el espíritu de dominación, oligárquico, militarista y fomentador de los odios nacionales que representan los imperios absolutos».
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