110 años de masonería en Los Ángeles
Por Carlos Alberto Vergara Villegas V:. M:. R:: L:. Honor y Lealtad N 33 Los Ángeles
Los hombres y los pueblos sin memoria de nada sirven; ya que ellos no saben rendir culto a los hechos del pasado que tienen trascendencia y significación; por esto son incapaces de combatir y crear nada grande para el futuro.Q..H.. Salvador Allende G. Discurso en la Cámara de Diputados, 1939.
La señalada cita sin lugar a dudas que también le es aplicable a las instituciones. El pasado miércoles 26 de Marzo la R..L.. Honor y Lealtad N 33, cumplió 110 años de vida masónica ininterrumpida en la ciudad de Los Angeles, es ésta una ocasión propicia para reflexionar sobre nuestra historia; ejercicio intelectual imprescindible para construir el porvenir.
A inicios del siglo XX, en el mes de septiembre de 1903, varios QQ.. HH.. provenientes de otras ciudades del país y que desarrollaban en Los Angeles sus actividades profesionales, comerciales o agrícolas. La mayoría de ellos pertenecientes a la R..L.. Paz y Concordia N 13 del Valle de Concepción, y ante las dificultades de las comunicaciones y el transporte de la época, que impedían el que pudieran laborar con la constancia y regularidad acostumbrada en sus talleres masónicos de origen, decidieron iniciar las primeras gestiones ante la Gran Logia de Chile tendientes a constituir una Logia en la Isla de la Laja, trabajaron con fuerza y vigor, dichos esfuerzos se vieron coronados 6 meses después, un 26 de marzo del año 1904, fecha en que fue instalada solemnemente la primera oficialidad R..L.. Honor y Lealtad N 33, quedando constituida como una Logia regular y perfecta, y la calle Lautaro N 252 de nuestra ciudad, como el lugar del funcionamiento del Taller.
Hoy en día la Francmasonería angelina está conformada por las RR..LL.. Honor y Lealtad N 33, Perfección N 113 y Discernimiento N 205, a las que se le debe sumar la R..L.. Rehuen N 185 de Mulchén, con un total de 247 QQ..HH.. miembros activos, constituimos la Masonería de la provincia de los siete ríos o de la Alta Frontera. Todos y cada uno sus integrantes suscribimos la Declaración de Principios de la Gran Logia de Chile, la que señala:
La Francmasonería es una Institución universal, esencialmente ética, filosófica e iniciática, cuya estructura fundamental la constituye un sistema educativo, tradicional y simbólico. Se funda en el sentimiento de la Fraternidad, constituye el centro de unión para los hombres de espíritu libre de todas las razas, nacionalidades y credos.
Como institución docente tiene por objeto el perfeccionamiento del hombre y de la Humanidad. Promueve entre sus adeptos la búsqueda incesante de la verdad, el conocimiento de sí mismo y del hombre en el medio en que vive y convive, para alcanzar la fraternidad universal del género humano. A través de sus miembros proyecta sobre la sociedad humana la acción bienhechora de los valores e ideales que sustenta.
No es una secta ni es un partido. Exalta la virtud de la tolerancia y rechaza toda afirmación dogmática y todo fanatismo. Aleja de sus Templos las discusiones de política partidista o de todo sectarismo religioso.
Sustenta los postulados de Libertad, Igualdad y Fraternidad y, en consecuencia, propugna la justicia social y combate los privilegios y la intolerancia. Tienen la obligación de practicar la solidaridad humana.
En la búsqueda de la verdad y en el logro de la justicia, es deber de los francmasones mantenerse en un lugar de avanzada en el proceso evolutivo e integrador del hombre y de la sociedad. Los francmasones respetan la opinión ajena y defienden la libertad de expresión. Anhelan unir a todos los hombres en la práctica de una moral universal que promueva paz y entendimiento y elimine los prejuicios de toda índole.
Considera la Orden, que el trabajo, en todas sus manifestaciones, es uno de los deberes y uno de los derechos esenciales del hombre y el medio más eficaz para el desenvolvimiento de la personalidad, contribuyendo con ello al progreso social.
La historia de estos 110 años Honor y Lealtad N 33, es sin duda la historia de los sueños, realizaciones y esperanzas de innumerables QQ..HH.., cual más, cual menos han dado lo mejor de sí para contribuir alcanzar una sociedad humana que brinde bienestar y ventura a sus integrantes, que han centrado sus vidas y esfuerzos en lo sustancial de nuestros principios y valores, en la idea superior que la Masonería encarna. De la acción de aquellos masones que perseveraron, que trabajaron sin desmayo, emergió en Los Angeles, una masonería vigorosa y renovada. Este empeño evidentemente que habrá estado acompañado de conflictos y adversidades, pero han sido más los desafíos, logros y obras realizadas, por lo que hemos echado raíces profundas en la sociedad angelina y ninguna tormenta cercana o lejana podrá hacernos desistir de nuestro empeño.
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