Efemérides: Primer Sello Postal
La emisión del primer sello postal se enmarca dentro de una profunda reforma del servicio de correos británico emprendida por James Chalmers (1834) y Rowland Hill (1837).
Hasta entonces el envÃo lo pagaba el destinatario en función de los kilómetros recorridos y no por su peso. Hill propuso que el envÃo lo pagara el remitente según una tarifa uniforme en función del peso y no por el kilometraje.
Según la leyenda, en el año 1835 el profesor inglés Rowland Hill, que viajaba por Escocia se aprestó a descansar en una posada. Mientras se calentaba en la chimenea, vio cómo el cartero de la zona entraba en la casa y entregaba una carta a la posadera. Ella tomó la carta en sus manos, la examinó atentamente y la devolvió al cartero alegando:
«Como somos bastante pobres no podemos pagar el importe de la carta, por lo que le ruego que la devuelva al remitente. Al oÃr aquello, surgió en el corazón de Hill un impulso de generosidad y movido por ese impulso ofreció al cartero el importe de la misiva, pues no querÃa que por falta de dinero se quedara la buena mujer sin saber las noticias que le pudieran llegar en dicha carta. El cartero cobró la media corona que costaba, y entregó la carta a la posadera, saliendo a continuación para seguir su recorrido.»
La posadera recogió la carta y la dejó sobre una mesa sin preocuparse en absoluto de su contenido. Luego se volvió al generoso huésped y le dijo con amabilidad:
«Señor, le agradezco de veras el detalle que ha tenido de pagar el importe de la carta. Soy pobre, pero no tanto como para no poder pagar el coste de la misma. Si no lo hice, fue porque dentro no hay nada escrito, sólo la dirección. Mi familia vive a mucha distancia y para saber que estamos bien nos escribimos cartas, pero teniendo cuidado de que cada lÃnea de la dirección esté escrita por diferente mano. Si aparece la letra de todos, significa que todos están bien. Una vez examinada la dirección de la carta la devolvemos al cartero diciendo que no podemos pagarla y asà tenemos noticias unos de otros sin que nos cueste un penique».
Esta anécdota, con diversas variantes, ha sido narrada y escrita en distintos medios, como por ejemplo en el magacÃn francés Lectures pour tous. También fue escrita en el Grand Dictionnaire Universel du XIX Siècle, de Pierre Larousse, en la edición parisina de 1874. En España la Enciclopedia Espasa también la reproduce, dando una versión en la que aparece la dueña imposibilitada realmente para pagar el importe de la carta por su extrema pobreza. Sin embargo, Eugène Vaillé en su «Histoire du Timbre-Poste» 1947 afirma que esta anécdota ha sido desmentida por el propio Hill en sus Memorias. Es ilustrativa, sin embargo de uno de los problemas a los que la reforma del Correo pretendió hacer frente con notable éxito.
Hill escribirÃa un folleto, proponiendo el franqueo previo de la correspondencia. El folleto de Hill, titulado «Post Office Reform», dio por resultado la designación de un comité de la Cámara de los Comunes (22 de noviembre de 1837) encargado de estudiar los tipos y sistemas del franqueo postal. Este comité informó favorablemente la proposición de Rowland Hill y en 1839 se dictó una providencia autorizando al Tesoro para fijar los tipos de franqueo postal y regular el modo de percibir su importe previo. Los sobres timbrados (los primeros con un valor de 1 y 2 peniques) y los sellos adhesivos los emitirÃa el Gobierno. Del grabado de los sellos se encargó la casa Perkins, Bacon and Petch, sobre dibujos de Hill. Se decretó que los sellos se pondrÃan en circulación el dÃa 6 de mayo del año 1840.
Asà nace el primer sello postal del mundo: El famoso Penny Black de la Reina Victoria. Hill dibujó en él el perfil de la Reina Victoria, la palabra Postage en la parte superior y en la inferior One Penny (un penique). Omitió el nombre del paÃs por entender que la efigie de la reina bastaba para identificarlo. El dÃa 8 de mayo del mismo año se puso a la venta el dos peniques, en color azul. El nuevo sistema postal dio unos resultados asombrosos, tanto que se triplicó el número de cartas en una semana. Sólo el primer dÃa de venta al público se vendieron 60 000 ejemplares de estos sellos. A la vista de todo ello Rowland Hill fue nombrado director de Correos del Reino Unido, dedicando el resto de su vida a realizar ampliaciones y mejoras en los servicios postales. El nuevo sistema encontró rápida aceptación en otros paÃses y a los pocos años estaba ya generalizado internacionalmente.
Fuente: Wikipedia/Redacción
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