G.L.S.E.: Un proyecto humanista para los países de cultura mediterránea
Unión Masónica del Mediterráneo (UMM),Contribución de la Gran Logia Simbólica Española.Atenas, 13-15 de marzo de 2015
Si hubiera que definir con una única palabra el Mediterráneo como espacio deactividad humana, el término inglés ‘hub’, de creación reciente, probablementesería el más apropiado.
Porque mucho antes de los orígenes de la que hoyllamamos cultura occidental, el «mare nostrum» siempre fue un gran centro deconexión y distribución de conocimiento, personas, mercancías e información.
En su periferia encontramos todo tipo de ejemplos, buenos y no tan buenos, desociedades en transformación, de aspectos culturales que han permanecidoinmutables a lo largo de los siglos y también de un cambio dictado por la
sociedad global en la que vivimos hoy.
En nuestros días, hablar de un proyecto humanista en los países más próximosa las raíces de la cultura mediterránea es hablar de un proyecto deregeneración social. Nada nuevo bajo el sol: este tipo de planteamientos hasido recurrente a lo largo de los siglos, tanto al compás de los grandesacontecimientos geopolíticos como también ligados a las demandas
renovadoras de países concretos en crisis. ¿Crisis? ¿Y qué entendemos porcrisis?
En el mundo mediterráneo de hoy encontramos muchos factores comunes,pero también grandes diferencias sociales y políticas. Viejas culturas se vendemediadas e incluidas en acrónimos insultantes (PIGS, en inglés cerdos)cuando los mercados califican su situación financiera. Esas mismas viejasculturas se ven sometidas a invasiones turísticas que, si bien a menudo son elsostén de las economías locales, también van erosionando costumbresantiquísimas.
Con esas culturas, modelos educativos y comportamientos sociales antiguos,es verdad, pero todavía perfectamente válidos, se ven alterados por lahomogeneidad que dicta la globalización, y la educación está perdiendo losvalores humanistas que la caracterizaron desde la Grecia Clásica hasta llegaral Quadrivium y Trivium de los tiempos de Boecio (s. V d. C.).
Las sociedades mediterráneas (y no sólo ellas)ven sus derechosfundamentales recortados y sus desigualdades acrecentadas. La libertad decrear se ve coartada y sustituida por la engañosa «libertad» de escoger nadamás que entre lo que el mercado (sea éste lo que sea) ofrece.
Pero si hablamos de crisis no podemos dejar la religión a un lado. Algunos delos modelos religiosos nacidos en las culturas mediterráneas,fundamentalmente los cristianos, están siendo también erosionados: susvalores y obligaciones éticas se relativizan, el número de sus fielesdisminuyeY su poder político a menudo se ve limitado en aquellassociedades que ponen en práctica (o han puesto en el pasado) modelos laicosen la educación y en los comportamientos cívicos. También la relativización devalores, implícita en la homogeneización cultural, socava su influenciaideológica.
Así planteados, algunos aspectos de la crisis que están sufriendo, unos más yotros menos, los países europeos de cultura mediterránea, parecen esperar delhumanismo un proyecto regenerador, una guía de valores éticosfundamentales y una referencia clara a los valores sociales democráticos. Unarevisión humanista de estos valores, sobre los que se asientan nuestrassociedades democráticas, sin duda propiciaría una regeneración de la actividadpolítica, una renovación de una praxis política que hoy ha perdido el conceptode virtud y que está justamente en entredicho.
Pero para proponer un Proyecto es necesario simplificar todo esto. En elhumanismo, ¿existe un factor común que se pueda aplicar a todo este microuniversotan variado, el de la mayoría de los países europeos que se asomanal Mediterráneo? Sin duda sí existe, y además es la razón de ser delhumanismo: hablamos de la Educación.
Esto nos lo enseña, una vez más, la Historia pues como decíamos antes losmovimientos regeneradores en determinados países no son precisamentenuevos en la Europa mediterránea. Miremos al pasado, a la antigedad clásicade los siglos V-IV a. C.,y encontraremos al retórico griego Isócrates (436-338 a.C.), uno de los Diez Oradores Áticos. Este hombre creó una escuela de retóricaque, bajo este nombre, ofrecía un programa de formación que hoy llamaríamossin ninguna duda humanista e integral. La educación cívica del hombre, elservicio a la sociedad, el autocontrol de las emociones, el comportamiento éticopara con los semejantes (es decir, el comportamiento virtuoso) eran, ademásde la oratoria como instrumento, los aspectos clave durante los tres o cuatroaños que duraba el plan de asignaturas de aquella escuela, programa quetanto impresionó a Cicerón o Quintiliano.
Recordemos, sin entrar en más detalles, que Sócrates publicó en el 380 a. C.su famoso «Panegyrius», en donde exponía con detalle su planteamientoeducativo. Digamos tan sólo que la escuela de Platón (427-347 a. C.) era laúnica que se atrevía a competir con la suya.
Isócrates veía a la educación como algo de valor incalculable: era el únicocemento que podía unir a los divididos griegos a la hora de enfrentarse a lospersas. Pero hoy, cuando ya no tenemos la excusa de un enemigo exterior, laEducación, singularmente en sus niveles primarios, ha de convertirse en lapiedra angular de cualquier proyecto humanista para los países de culturamediterránea.
¿Cómo plantear este Proyecto? En nuestra opinión, creando una EscuelaMediterránea de Formación Humanista (EMFH) que, por qué no bajo elaleccionador nombre de Isócrates, se plantee como actuación prioritaria elofrecer programas de formación humanista, residenciales y on-line, dirigidospreferentemente a maestros y formadores juveniles. Si bien en la sociedadeuropea actual no se puede prescindir de una oferta educativa en la Red, no esmenos cierto que la formación cívica sobre todo en los años jóvenes exigeun compromiso de asistencia personal.No es momento ahora de llegar más allá. Pero queda lanzada la idea.
Queremos transmitiros hoy nuestro convencimiento, como ciudadanos, comomediterráneos y como francmasones, de que cualquier posible regeneración,la única salida cierta a esta crisis terrible pasa, a medio plazo, por la educaciónhumanista. Y ello exigirá Escuelas, con mayúscula.
Diréis: ¿y en el corto plazo?
La respuesta está solamente en nosotros. En nuestras convicciones paraactuar ahora, para ir cambiando el sistema si lo estimamos injusto… Y para,mirándonos unos a otros desde todas las orillas de nuestro mar común, sercapaces de poner los sillares de estas Escuelas, las piedras angulares de unarenovada educación humanista. Trabajemos, pues, pensando en el futuro, en elprovecho de las generaciones que nos han de seguir.
En un proyecto educativo común está el germen de lo que un día será elrenacido ámbito mediterráneo y, con él, un humanismo de nuevo cuño.
Gran Logia Simbólica Española
Trabajo realizado por la R..L.. Arte Real n 44 en el O.. de Madrid
Fuente: Gran logia Simbólica de España
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