“Nuestro legado a cargo de la Orden no cambiará. La formación iniciática, la docencia masónica, se reafirma en esta crisis. Estamos trabajando para que ello siga siendo el norte fundamental de nuestra gestión. Seguimos trabajando en los proyectos que hemos impulsado y en lo que prometimos al postular a nuestros cargos”, Sebastián Jans P, Gran Maestro.
Es la autoridad máxima de la Institución, elegido por sus pares hace poco más de un año; asumió en julio de 2018. Al Gran Maestro de la Gran Logia de Chile, Sebastián Jans P, le ha tocado sortear problemas internos, externos, ha tomado decisiones dolorosas y hoy, como todos los gobernantes e instituciones, se enfrenta a lo desconocido, a un fenómeno que puso en jaque al mundo.
Todos, sin excepción, esperamos que nuestros líderes tomen las decisiones correctas, que nos orienten y nos den certezas que, muchas veces, nadie tiene. Ello, sin embargo, nos hace olvidar que son seres humanos, que son parte de una familia y que, en estos roles, deben demostrar doblemente sus fortalezas.
En esta conversación virtual, adaptándonos a los tiempos y sobre todo acatando la autoridad sanitaria, como lo exige el Gran Maestro, pudimos adentrarnos en su “condición humana” y en el cómo le afecta el dolor de sus Hermanos.
Le ha sido complejo el cambio a la cotidianidad, y comprobar que la libertad personal se ve restringida, y que mucho de lo que es parte de la forma de ser masónica tiene una interrupción que sesga y posterga indefinidamente muchos proyectos individuales o familiares. También lo ha sido para las oficialidades logiales y para el primero entre sus iguales, el Venerable Maestro de Logia, el no poder dar curso a lo planificado y reunir a sus Hermanos para encausar la continuidad de la Logia.
“Ha sido duro no poder despedir a nuestros Hermanos que mueren, con los homenajes y elogios que les corresponden y con la cadena de unión. Falleció un gran masón de Curicó, el querido hermano Miguel Plana Plana; un prestigiado masón de Vallenar, Martín Godoy Ortíz de Zárate; un hermano en Villa Alemana, Claudio Córdova, y no hemos podido homenajearlos como corresponde. No han muerto por la pandemia, pero ella nos ha quitado el derecho y la oportunidad de rendirles los honores fúnebres que se merecen, ya que hay limitaciones sanitarias y hemos prohibido la cadena fúnebre para evitar contagios”, añade Jans.
La responsabilidad, ante todo, es su norte y su motivación estos días. Tiene un entorno familiar y sobre todo un entorno Institucional al cual se debe con más ahínco que nunca, por las decisiones que debe tomar junto al Consejo Superior.
Sin embargo, siente una gran confianza porque cree que aún los peores momentos ofrecen oportunidades.
“Estamos en un momento de incertidumbre y acechanza ante la presencia de este flagelo que afecta a la Humanidad. Pero también, es una oportunidad para sacar lo mejor de nosotros en bien de los principios que iluminan nuestra condición de seres humanos. Sabemos que, nosotros como masones, tenemos fortalezas morales y de reflexividad que permiten afrontar los desafíos con convicciones y con el uso de las herramientas del saber humano. Ojalá podamos seguir los nobles impulsos de nuestra conciencia para iluminar la dureza de los corazones y la obnubilación de las pasiones”, reflexiona Jans.
Sentimiento del Deber
Como muchas personas que hoy tienen deberes que cumplir – en la primera línea de contención de los contagios y sus consecuencias, Sebastián Jans P. siente que es su responsabilidad hacer lo que le corresponde y exige su envestidura.
El 13 de marzo, en una jornada de trabajo en Olmué, con el Consejo y los Jefes de Departamentos, el Gran Maestro generó, allí mismo, una reunión extraordinaria del Consejo, luego de que la autoridad sanitaria declarara la Fase Nª 3 y además pudo anticiparse a la siguiente. El día lunes, al establecerse la Fase 4 de la emergencia sanitaria, emitió el decreto de suspensión de todas las actividades masónica en el país, y el cierre de todos los templos. Gracias a una medida, considerada oportuna, luego de 20 días, la evaluación es positiva: ello impidió que los Hermanos se contagiaran en actividades masónicas.
“Era una responsabilidad no solo para con ellos sino también con sus familias. Hay masones afectados por el virus, pero por trazabilidades externas, y no por falta de medidas oportunas en el ámbito logial”, explica Jans.
El Consejo ha tenido dos reuniones más, después de Olmué, en menos de dos semanas. Ellas han permitido tomar decisiones para abordar la crisis. Dos de esas reuniones fueron mediante teleconferencia. Paralelamente, ha habido diversas reuniones por ese medio, y muchísimas reuniones telemáticas, todas con participación y debate, escuchando a los que participan, sacando decisiones consensuadas.
Asimismo, se ha reunido con los Grandes Delegados de todo el país, con los Venerables Maestros de Santiago Centro, con miembros del Consejo Superior de Docencia Masónica, por señalar algunas muy significativas. Todo para abordar esta contingencia.
La calidad de la gestión se mantiene intacta, apoyada por los medios tecnológicos, que fueron implementados con celeridad, y cumpliendo las indicaciones de la autoridad sanitaria.
“Nuestro constructo fraternal, desde luego, debe darse aún en la imposibilidad de abrazarnos y compartir la vida logial en el templo. Hay que generar iniciativas. Este sábado, por ejemplo, realizamos un tele-ágape fraterno entre integrantes del gobierno superior. Fue increíble, cada uno en su casa, compartiendo el pan y el vino y una conversación fraterna, igual como siempre”, revela Jans.
Redoblar la unidad
El sentimiento profundo de hacer lo que corresponde y lo que llama el deber, es una máxima, hoy, para el Gran Maestro. Lo ha refrendado en distintos pasajes de esta conversación y tiene una relación directa con la preocupación por sus Hermanos y la unión fraternal que debe primar.
“Cada cual, en la comprensión que anime su corazón sobre el Gran Arquitecto del Universo, que eleve plegarias para que tengamos luz y fortalezas para superar nuestras debilidades y las amenazas que nos acechan. Aquellos que, desde una comprensión distinta, agnóstica o escéptica, que optan solo por la razón y el empirismo, que aporten esperanza y sublimes propósitos para bien de la condición humana. Así, todos, podremos retomar nuestros esfuerzos y convicciones, en la búsqueda de la verdad, de la razón y de la felicidad”, enfatiza Jans.
Es un llamado a la unidad en torno a lo más sagrado de las cualidades de cada uno. Es un llamado a congregarse emocionalmente a la distancia, a hacer votos por la salud, el bienestar y la seguridad de cada masón y los suyos, y por toda la Humanidad sufriente; hacer votos para que los chilenos encontremos más paz y más sabiduría.
Recuperar el alma
En días de controversia, segregación, alarma y ansiedad, las personas necesitan un relato que, de alguna forma, intente disminuir su propia incertidumbre. El Gran Maestro convoca a recabar lo mejor de cada persona y colectivamente como chilenos. “Invito a buscar la fraternidad con vivo entusiasmo y decididas convicciones. Invito a recuperar el alma del chileno ante las catástrofes, que ha escrito grandes ejemplos para otros pueblos. Lo que vendrá en los próximos meses será muy duro. Es importante declinar la soberbia, la agresividad, la ilusión de tener la verdad y la razón. Razón y verdad son consecuencia de la capacidad de construir lo común. Conversemos más, escuchemos más, reflexionemos más. Que la pasión no ofusque nuestra comprensión de las cosas y nos conduzca a nuevos errores”, remarca Jans.
El Gran Maestro observa con alegría que los Hermanos se reúnen, usando medios digitales, para seguir consolidando lazos fraternales a través de la diversidad. “Si no fuésemos diferentes no necesitaríamos buscar la fraternidad que construye entre nosotros la doctrina masónica, con sus usos y costumbres. Si no fuésemos diferentes no necesitaríamos ponernos al orden para aprender que, desde nuestra materialidad y desde la amplitud de nuestro espíritu, debe surgir alguien más humano, más íntegro, más sabio, una conciencia ilustrada por el conocimiento y por sublimes principios, es decir, alguien que es capaz de ayudar en la sociedad a tener más convivencia, más armonía social”, añade Jans.
Cambios bienvenidos
Imposible suponer que esta dura etapa para nosotros, para nuestro país, y para la Humanidad, no traerá cambios inesperados en lo que somos, hemos sido y seremos. De nuestra capacidad de entender que esto requiere de aprendizajes y de racionalización de experiencias, dependerá el futuro. Las amenazas, desde luego, son variadas y las complejidades en lo cotidiano son una realidad que nos golpeará con nuevos alcances. Sabemos que lo peor, en la intensidad de esta pandemia y de sus demonios que la acompañan, aún está por venir.
El Gran Maestro arguye que no hay etapa humana en que la Masonería no cambie. Aunque pueda parecer un lugar común, la Masonería cambia con la sociedad y con la civilización. El mundo ya no será el mismo después de esta enorme tragedia. Deberemos aprender como especie de lo que está pasando. Si no hay cambios, comenzará el fin de la Humanidad. Es optimista de que saldremos mejor a escala global. Un virus puede cambiar la historia, pero lo condición humana puede hacerlo mejor.
Juramento de Masón
A pesar de la pandemia, la Gran Logia de Chile ha podido seguir con gran parte de sus actividades y sobre todo demostrando esa tremenda capacidad fraternal que los une y que los diferencia y distingue de otras instituciones.
Sin embargo, el Gran Maestro siente que tiene una gran deuda con todos aquellos que han fallecido, en este período; un deceso no atribuible a causas del virus.
Por ello, se ha propuesto realizar una ceremonia de recuerdo para paliar la imposibilidad actual. Desea invitar a todas las familias para poder rendir los homenajes y tributos que merecen los Hermanos. Esto se hará tan pronto nuestro país vuelva a recuperar su normalidad.
Quédemonos en casa
Esta frase que se ha convertido en eslogan, sirve para ilustrar el respeto a la autoridad sanitaria, en lo que tanto insiste el Gran Maestro, y que incluso ha quedado plasmado en las columnas de opinión que ha escrito.
“Hoy, civismo implica respetar a la autoridad sanitaria en toda su estructura y niveles. Nuestras opciones están en reconocer la autoridad del Estado y subordinar otros intereses, para cuando se supere esta enorme crisis. Se puede tener discrepancias sobre las decisiones, pero esas decisiones se deben ejecutar y las debemos acatar. Esto no se resuelve con mesianismos, populismos o demagogia. Se resuelve con trabajo, ciencia, disciplina y ética cívica. En la sociedad en que estamos, se ha hecho habitual agredir, ofender, descalificar. Lo hacen los líderes de opinión, y lo hacen personas con fanatismo y odiosidad en las redes sociales. La clave reside en declinar todo individualismo, el egoísmo, el protagonismo vacío. El modo se encuentra en fortalecer las virtudes cívicas. Toda estrategia descansa en equipos que deben responder a un liderazgo que, nos guste o no nos guste, es necesario”, finaliza Jans.
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